En 1867 el Liceo de Matanzas patrocinó varias funciones de física recreativa. En esa ocasión la Plaza de Armas fue iluminada, por vez primera, con luz eléctrica.

El 25 de diciembre de 1866 se anunció en el periódico Aurora del Yumurí, la celebración de funciones de Física recreativa en el Liceo Artístico y Literario de Matanzas. Serían impartidas por el doctor Lorenzo de Bablot, quien había ofrecido funciones similares en otras localidades cubanas. La noticia refirió:

“Las personas que conozcan la física admirarán en el espectáculo que ofrece el Sr. Bablot, los últimos descubrimientos y aplicaciones de la electricidad, y los que ni siquiera hayan saludado la ciencia podrán adquirir ideas generales de ella por medio de dichas funciones, pues el Dr. Bablot acompaña sus experimentos con explicaciones claras y al alcance, por consiguiente, de todo el mundo”.

Algunas fuentes aparece que Lorenzo de Bablot era de origen francés, pero todo parece indicar que nació en Cuba. Así se evidencia en documentos de la Universidad de Pennsylvania, donde alcanzó el grado de Doctor en Medicina en 1857. La tesis que defendió trató sobre la Fiebre amarilla.

Esta enfermedad fue el principal motivo que vinculó a al médico, cuyo nombre real era José Lorenzo Luis Bablot Valdés, con los científicos cubanos. En 1868 presentó en la Universidad de Pensilvania el ensayo “Una nueva teoría sobre la fiebre amarilla”. Las ideas de esta teoría las analizó en 1870 el  matancero Joaquín García-Lebredo, por encargo de la Real Academia de Ciencias.

No obstante, Lorenzo de Bablot no llegó a Matanzas como médico, sino como aficionado de la física y de una de sus aplicaciones: la electricidad.

La Plaza de Armas iluminada:

La primera función de Física recreativa impartida por Lorenzo de Bablot fue fijada para el 1 de enero de 1867. Sin embargo, no pudo hacerse debido a la lluvia, por lo que fue pospuesta para el sábado día 5. Esta vez tampoco pudo efectuarse y se aplazó hacia el martes 8.

Antes, el lunes 7 de enero de 1867, Bablot iluminó la Plaza de Armas con luz eléctrica. En las páginas de Aurora del Yumurí se describió lo sucedido esa noche:

“Poco después de las ocho, la escena cambió para mejorar en parte; una viva luz eléctrica colocada en la azotea del Liceo por el Doctor Bablot, esparció de repente por toda la plaza esplendorosa claridad y se sostuvo encendida hasta la conclusión de la retreta”.

“Inútil nos parece decir que prestó un aspecto bellísimo a todos aquellos contornos, pues al herir las hojas de los árboles les daba un brillo particular, y al pasearse sobre los rostros de nuestras hermosas les prestaba nuevos atractivos”.

Funciones de física recreativa:

Al día siguiente Bablot realizó la primera función de Física recreativa en el Liceo de Matanzas. La inició con explicaciones teóricas acerca de la electricidad. Después, ante una nutrida concurrencia, ejecutó varios experimentos con una bobina de Rhumkorff.

Estas bobinas llevaban el nombre de su creador, el alemán Heinrich Daniel Ruhmkorff (1803-1877). Constaban de un devanado primario y un devanado secundario, en los que se producía un alto voltaje. Se utilizaron para diversas aplicaciones de la electricidad, así como para dispositivos detonantes.

La segunda función de Física recreativa se desarrolló en el Liceo de Matanzas, el sábado 12 de enero. Así se reseñó en la prensa:

“Después de varios y curiosos experimentos sobre la electricidad estática, dinámica y de inducción, el Dr. Bablot se ocupó algo del electro-magnetismo, cuyos efectos pudieron experimentar las damas, pues la corriente eléctrica estaba lo bastante debilitada para que pudiera sufrírsela sin gran sensación”.

“Vinieron enseguida numerosas y variadas vistas que un poderoso microscopio foto-eléctrico reflejaba en un telón semejante al que se usó para la fantasmagoría, que entretuvo agradablemente al público y puso término a la función”.

El sábado 19 de enero se efectuó la tercera y última función de Física recreativa en el Liceo de Matanzas. En ella, Lorenzo de Bablot efectuó varios experimentos físicos y químicos, así como demostraciones de electromagnetismo.

En reconocimiento al éxito de las actividades que realizó en Matanzas, Lorenzo de Bablot fue nombrado socio corresponsal de la Sección de Ciencias del Liceo. El 29 de enero de 1867, el periódico Aurora del Yumurí publicó una carta en la que el médico cubano-francés agradeció el apoyo recibido. En ella reconoció que el Liceo de Matanzas  estaba “…a la altura de su elevada misión de alentar y proteger decididamente las bellas artes y las ciencias”. (LLOLL)

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