La historia tiene capítulos de conquistas y felicidad, pero también la conforman páginas de tristeza y dolor. Uno de los días más oscuros que marcaron la historia de Cuba fue el 28 de octubre de 1959. Esa fecha señala la pérdida de uno de los más grandes y queridos héroes de la Patria; un hombre de pueblo, pilar fundamental de la Revolución. Solo 27 años tenía Camilo Cienfuegos, cuando el mar bravío y egoísta se quedó con él, para luego multiplicarse en cada cubano.

Como cada 28 de octubre, el pueblo se niega a olvidar y acude a su encuentro en los mares y ríos, que simbolizan aquel océano que se quedó con su sonrisa, su valentía y sus bromas. Los niños, que lo admiran y crecen con su ejemplo y legendaria figura, amanecieron hoy con flores entre sus manitas. Pasan los años y el homenaje es igual de sincero y masivo, desde cada escuela, casa y centro de trabajo, como en el injusto día de su partida.

Cuba te recuerda, Camilo, conoce de tu determinación y ríe con tus anécdotas, tus camiladas, contadas a través del tiempo por los que tuvieron el privilegio de conocerte y compartir contigo tus aventuras, pero también tu arrojo en la batalla, tu gallardía.

La mejor manera de honrarlo es ser mejores cada día desde las aulas y centros de trabajo. La batalla de hoy es distinta de aquella que libraron los rebeldes y que culminó con el triunfo revolucionario en enero de 1959.  A la generación actual le ha tocado combatir contra enemigos invisibles y peligrosos.

Los jóvenes, a diario dan muestras de valentía y altruismo, fieles continuadores de la obra de la Revolución que impulsó el Héroe de Yaguajay. Camilo representa el carácter jovial y afable del cubano, la determinación y el espíritu inquebrantable de los nacidos en esta isla, la mayor del Caribe. Camilo no ha muerto; vive en el corazón del pueblo y desde el mar, es inspiración y guía. (ALH)

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