En 1945 el botánico matancero Antonio Ponce de León propuso sembrar, en un mismo espacio, los árboles y arbustos que Martí mencionó en 1895.

Los actuales bosques martianos que existen en Cuba pueden considerarse una peculiar forma de honrar a José Martí. Como toda obra humana, esta idea tiene antecedentes. Así es en efecto. Fue en 1945 que se propuso esa idea por primera vez, con una intención patriótica y educativa muy marcada.

Una vida dedicada a la botánica:

Antonio Ponce de León y Aymé nació en la finca Ponce, Guamacaro, Matanzas, el 23 de enero de 1887. Los primeros estudios los cursó en Cárdenas, mientras que realizó el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas. Desde 1907 comenzó a vincularse al Jardín Botánico de la Universidad de La Habana como ayudante. Se graduó de Doctor en Ciencias Naturales en esta institución en 1908, con la tesis Estudio comparativo de las principales clasificaciones botánicas. También cursó estudios como arquitecto y farmacéutico.

Trabajó en la Estación Experimental Agronómica de Santiago de las Vegas, la Granja Escuela de Santa Clara, el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara y el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Obtuvo en 1934 la plaza de profesor de Botánica General, Fitografía y Herborización en la Universidad de La Habana. Años después fue nombrado director del Jardín Botánico de esta institución. Fue director de la Sección de Botánica de la Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey y en sus Memorias dio a conocer varios trabajos.

Participó en la fundación de la Sociedad Cubana de Botánica el 14 de julio de 1944, de la que fue director y secretario general, así como editor de su publicación. En este evento inaugural, realizado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, pronunció la conferencia En defensa de la flora de Cuba. En ella promovió ideas relativas al patrimonio botánico cubano que aún mantienen total vigencia.

Esta sociedad desarrolló una vasta actividad hasta 1961. Entre sus empeños y resultados más relevantes deben mencionarse la instauración del Día del Árbol, la elección y divulgación de la Flor Nacional. También la publicación de la Revista de la Sociedad Cubana de Botánica, así como la creación de grupos de amantes de la Botánica, entre ellos el Grupo Sauvalle, dedicado a la promoción de la repoblación forestal. Por su ardua labor fue aceptada como miembro institucional de la International Association for Plant Taxonomy.

Las investigaciones de Ponce de León estuvieron dirigidas especialmente al estudio de las familias Cycadaceae y Zamiaceae. Publicó una serie de artículos de divulgación científica titulados “Joyas de la Flora Cubana” e impartió varios cursos sobre el mismo tema. Participó en los congresos botánicos internacionales de Estocolmo y París. En este último evento presentó ideas para una revisión al Código de Nomenclatura Botánica. Muchas de sus propuestas fueron aceptadas y todavía se encuentran en uso. Murió en La Habana el 22 de febrero de 1961.

Fueron varios los trabajos que Antonio Ponce de León dedicó a José Martí, en los que puso de manifiesto el interés del Apóstol por la botánica como ciencia y por la flora cubana en particular. Entre ellos estuvo “Martí, gran admirador de la flora cubana”, leído en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 19 de mayo de 1945. Este artículo se publicó en las revistas Universidad de La Habana (1945), Revista de Agricultura y Ganadería (1946) y La Escuela Nueva (1953). Además, fue editado como folleto en 1947 y 1952. En 1953 apareció como “Martí, gran adorador de la flora cubana”.

Antonio Ponce de León publicó, además, “Martí, incomparable intérprete de las bellezas naturales. Los conocimientos botánicos de Martí”, conferencia pronunciada en la Universidad de La Habana el 19 de mayo de 1947. Esta fue publicada por la Sociedad Cubana de Botánica en 1953, con motivo del centenario del Apóstol. Otro de sus trabajos fue “La oruga que nombró Martí”, artículo dado a conocer en Patria (1950) y Revista de la Biblioteca Nacional (1951).

Nace una propuesta:

La idea de crear un bosque martiano fue propuesta por Antonio Ponce de León  en la conferencia “Martí, gran admirador de la flora cubana”, leída en el Aula Magna de la Universidad de La Habana el 19 de mayo de 1945. Aunque no lo denominó de esa forma, la intención evidente de sembrar los árboles que aparecen en el diario martiano de 1895 es una razón fundamental por la que puede considerársele un precursor del hermoso proyecto que hoy cobra vida y se consolida entre los cubanos.

Ponce de León fue un entusiasta colaborador del proyecto que dio lugar a la Fragua Martiana, en los restos de las antiguas canteras de San Lázaro donde José Martí cumplió parte de su condena a trabajos forzados. Esta se conformó inicialmente como Rincón Martiano, inaugurado en 1944. En ese lugar trabajó en la distribución de las plantas del jardín y donó posturas de muchos de los árboles mencionados por el Apóstol en su diario de campaña. Fue en este contexto que defendió la intención de crear lo que hoy se conoce como bosques martianos.

Los argumentos utilizados para promover esta idea plantean:

“Hemos visitado frecuentemente el Rincón Martiano, verdadero santuario, establecido, atendiendo a una feliz iniciativa, en la esquina formada por las calles 25 y Hospital. Entre las piedras de la Cantera en que trabajaron las manos del Apóstol, he visto plantas diversas, pero no encontré entre ellas ninguna de las especies propias de nuestra flora que citara el Maestro en su diario inmortal.

Por eso llevamos a la Sociedad Cubana de Botánica la idea de ir plantando en dicho lugar, en sustitución de especies que nada nos dicen, aquellas que fueron amorosamente nombradas por Martí al recorrer en su postrera marcha nuestros campos. Ya sembramos esta mañana la primera, una Yamagua. Al ascender una montaña, el 14 de abril de 1895, cuando penetraba en la tierra cubana, al contemplar el esfuerzo común de los patriotas, hubo de decir el Maestro: Subir lomas hermana hombres. Y al sembrar hoy ese pequeño ejemplar de yamagua, pensábamos nosotros: Sembrar árboles identifica corazones. Porque en ese momento sentimos latir, al unísono con nuestro corazón, el corazón de los niños, la esperanza de la Patria, el corazón vigoroso de los jóvenes, el corazón de viejos libertadores, en una palabra, el corazón de todos los cubanos”.

Fue en el contexto del Rincón Martiano, incorporado más tarde a la Fragua Martiana en 1951 y de la cual forma parte, que se propuso por vez primera la creación de un bosque martiano en Cuba. Por tanto, el bosque martiano que existe en esta institución puede ser considerado con justeza, el antecesor de los que existen hoy. El primer árbol que se sembró fue una yamagua y esto ocurrió el 19 de mayo de 1945.

La idea precursora de crear un bosque martiano fue presentada ante la Sociedad Cubana de Botánica en 1945 por Antonio Ponce de León. Esto lo convierte en un precursor de la hermosa idea de crear los bosques martianos. Estas instituciones son, como se soñaron hace casi ochenta años, verdaderos lugares de culto a la obra de José Martí y a su concepción de la unidad inquebrantable entre patria y naturaleza.(LLOLL)

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