A pesar de la temprana muerte del joven y líder estudiantil, revolucionario y comunista, Julio Antonio Mella, asesinado en México por órdenes del dictador de turno en Cuba, Gerardo Machado, su legado es sostenido por varias generaciones de compatriotas que defienden sus ideas y son continuadores de su obra y el antimperialismo que le caracterizó.
Mella había sido inscrito en el registro civil con el nombre de Nicanor McPartland y sus primeros años de enseñanza los realizó en diversas escuelas católicas, en La Habana. Y luego de varios viajes al exterior por razones familiares y estudios, logra en 1921 el título de Bachiller en el Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río, matrícula Derecho y Filosofía y Letras en la Habana, y comienza a destacarse como deportista y líder del movimiento estudiantil, a la vez que por su ética y espíritu patriótico se opuso al nombramiento del general norteamericano Enoch Herbert Crowder, como Rector Honoris Causa de la Universidad.
Se destaca en 1923 al presidir el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, fundar la Universidad Popular José Martí, y en 1924 crea la Liga Anticlerical e ingresa en la Agrupación Comunista de La Habana, así como tiene una labor importante en 1925 con la sección cubana de la Liga Antiimperialista de Las Américas, y contribuye a fundar el primer Partido Marxista-Leninista Cubano junto a Carlos Baliño y otros compatriotas.
Por su quehacer activo contra las políticas serviles del gobierno y lacayos, más su actitud de enfrentamiento a los desmanes y la corrupción del régimen es expulsado de la Universidad, además de ser apresado y ejecutar entonces una huelga de hambre que dio lugar a un fuerte rechazo popular por parte del movimiento estudiantil y obrero. Rubén Martínez Villena, amigo y quien compartía sus ideas revolucionarias, ante el hecho calificó a Machado, de Asno con Garras.
Es exiliado en México desde donde organiza la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos, ANERC. Posteriormente en 1927 visita varios países europeos y asiste al IV Congreso Internacional Sindical Roja en la Unión Soviética como delegado y desde su exilio en México forma parte del movimiento continental e internacional, hasta su muerte el 10 de enero de 1929 asesinado por sicarios machadistas, con unos 26 años de edad. En momentos antes de morir, expresó: “Muero por la Revolución”.
Pero su imperecedero legado está presente en la juventud cubana que junto a la clase obrera y pueblo en general sigue defendiendo las causas justas, la independencia y soberanía nacional y rechaza al imperialismo en cualquiera de sus facetas como ente expoliador y usurpador de los recursos y riquezas de los países. Mella fue ejemplo de integridad y amor a la Patria.
(Aixa Alfonso/ Tribuna de La Habana)