Los puentes para Matanzas son testimonios indisolubles de su imagen e identidad, además de haber sido testigos de su historia y raíces, llegando a constituir hitos significativos de su memoria viva tangible e intangible. Matanzas a partir de su fundación, es la ciudad cubana con la mayor cifra de puentes; todos han estado relacionados con su historia, su geografía, política, con las costumbres y hábitos de sus pobladores y más que eso, con el desarrollo económico social y cultural.

Algunos de estos puentes son ya centenarios, y han trascendido hasta nuestros días por su valor estético y funcionalidad. Convertidos en símbolos de identidad, brotan como exponentes del esplendor de varias épocas.  Matanzas lleva con justicia y orgullo el título de Ciudad de los Puentes.

«Puente de La Concordia»

Fundado en 1878 con el objetivo de conectar los barrios de Versalles y Matanzas, es el primer puente de hierro de Cuba.

El Puente de la Concordia es una obra de arte considerada por muchos especialistas en la materia como una de las estructuras más hermosas de la época.

Su diseño y construcción estuvieron a cargo del arquitecto Don Pedro Celestino del Pandal. Inaugurado por el entonces Capitán General de la Isla, Arsenio Martínez Campos, su nombre está relacionado con el momento de “aparente concordia” que vivía Cuba tras “la paz” del Zanjón.

Ya en las primeras décadas del siglo XX, se oficializó con el nombre de José Lacret Morlot, general cubano de la Guerra del 68.

El puente es el símbolo más significativo de la ciudad de Matanzas. De él se realizan réplicas en miniatura de sus columnas triunfales para entregar a personalidades que visitan la provincia o  a destacadas figuras de la localidad.

«Puente Calixto García»

Concluido en 1897, es  también conocido como puente de Bailén o Puente de Tirry. Está extendido 73 metros de largo y 6,30 de ancho sobre el río San Juan y une al barrio de Pueblo Nuevo con la Plaza de la Vigía,  en el centro  histórico y sitio emblemático de la Ciudad de Matanzas.

Fue la única y duradera solución ingeniera para evitar el sucesivo derrumbe de esas vías, como consecuencia de las inundaciones al paso de fenómenos meteorológicos frecuentes en el Caribe. También conocido como “el de Hierro” o “el de Tirry”, a partir de 1899 adoptó el nombre del patriota.

«Puente Giratorio»

El  puente Giratorio de hierro sobre el río San Juan y el llamado Puente de Hierro en el Yumurí (El Dubrocq)  se construyeron en el año 1904.

Era un importante enclave para el traslado de mercancías hacia el puerto de la urbe. El más asombroso resulta el Giratorio de hierro sobre el río San Juan.

Cuentan que la estructura metálica fue traída de Nueva York, y que lo más difícil de su construcción fue la cimentación.

Al Giratorio se le llamó primeramente Puente de Oro, pero enseguida los matanceros comenzaron a llamarle “el Puente Negro”, por el color negruzco del metal.

Único en Cuba, es un puente de acero de tablero inferior y se apoyó primero sobre una base de madera, pero desde 1981 lo soporta una de hormigón. La decisión de hacerlo girar estuvo relacionada con no limitar el trasiego de mercancías en embarcaciones medianas por el San Juan.

«Puente Sánchez Figueras»

Considerado el segundo puente de hormigón armado edificado en el país, fue erigido en 1916 y está ubicado en la Calzada de San Luis, sobre el río San Juan en las proximidades de la plaza del mercado, es una obra magistral diseñada por el ingeniero Conrado Martínez.

Sin llegar a ser un símbolo oficial de la ciudad, la imagen de esta mole de concreto resulta necesaria en el espíritu artístico de los matanceros. Es uno de los puentes más utilizados de la ciudad de Matanzas.

Es imposible imaginar esta ciudad sin sus puentes. Puentes que son un apéndice de las calles y de los barrios, que forman parte de ese todo que es la ciudad de Matanzas.

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