Desde un lateral de la cancha, José Carlos recupera el balón. A ras de pasto y entre regates supera par de zagueros. Pareciera que no juega sobre un terreno irregular y repleto de inconsistencias. Próximo al área de penal desenfunda la pierna derecha.

Su vista se clava en el esférico que viaja rumbo a la escuadra izquierda de la portería en un potente remate cruzado. Instantes después, el balón zarandea las redes, sin nada que hacer para el cancerbero contrario.

La secuencia se repite una y otra vez cuando esquiva rivales sobre alguna parcela yerma en su natal poblado. Hoy, ya tiene poco tiempo para driblear con los amigos del barrio.

Categorías menores: talento en órbita

Junto a su hermano, José Carlos juega fútbol desde pequeño en su natal poblado. Foto: Cortesía de la fuente.

José Carlos Paradela juega fútbol desde los seis años y sus primeros pasos los dio en el central Jesús Rabí, consejo popular perteneciente a Calimete, municipio del centro-sur de Matanzas donde nació.

“Comencé entrenando con los profesores Juan Oña y Yerandy Lamas. Ellos daban clases de fútbol en la comunidad y así aprendimos de este deporte. A los nueve años me llamaron de las divisiones menores del equipo provincial y jugando para ellos participé en un torneo nacional desde La Habana. Ahí debuté con cinco goles, fui de los mejores jugadores y empezó todo.”

El joven futbolista alcanzó el título nacional con Matanzas en la categoría sub-15 años mientras cursaba el noveno grado. De ahí en adelante mantuvo un ascenso vertiginoso por los diferentes escenarios competitivos del país.

Como integrante de la selección nacional para menores de 20 años, llegó hasta octavos de final en el reciente Premundial de la CONCACAF. Allí los antillanos cedieron por la mínima en duelo contra Panamá. Pese al revés el torneo mostró el talento de varios futbolistas en las distintas líneas de juego, entre ellos Luis Javier.

Junto al extremo camagüeyano Kevin Martín, dejó buenas sensaciones, al punto de conseguir contrato en la Asociación Deportiva Santos de Guápiles.

“Yo juego por la banda derecha y Kevin por la izquierda. El Santos tuvo que negociar con la Asociación Cubana y ellos son los que dieron el aval para que fuera a jugar a Costa Rica, analizando si es la mejor oferta para nosotros y para el crecimiento del fútbol de Cuba.

Con sede en Honduras, el torneo premundial sub-20 de la CONCACAF definió la calidad de un grupo de futbolistas cubanos, entre ellos Paradela. Foto: Cortesía de la fuente.

“Me considero un jugador humilde. Siempre cumplo con lo que me piden a nivel táctico y dejo todo en los entrenamientos. Mi hermano dejó muy buenas sensaciones en el Santos Guápiles y en lo personal espero hacer lo mismo, o mejor.”

Aunque hizo su debut recientemente, su apellido ya cuelga en los cintillos de prensa del país centroamericano. Su hermano, Luis Javier, resulta referente del fútbol cubano por aquellos lares.

Enfocado en la preparación física, el menor de los Paradela confía en su talento para abrirse camino en el profesionalismo. Foto: Cariari Pococí en Facebook.

Él habla mucho conmigo y me dice que no trate de igualarlo, que debo proponerme otras metas, que debo luchar por mis objetivos, que no me proponga siempre ser como él. Debo plantearme ser mejor, llegar a un nivel alto y estar aquí para apoyar al Santos”

José Carlos y el reto de un contrato profesional

A partir de su llegada a suelo tico, el hermano menor de Luis Javier juega cedido en la Asociación Deportiva Cariari de Pococí, un club de balompié costarricense de la ciudad de Cariari en la provincia de Limón. Actualmente compite en la Liga de Ascenso de este país.

“Este será el primer equipo en el que juegue fuera de Cuba, a nivel de clubes, porque ya he sumado experiencia en la selección nacional sub-20. Desde hace dos años le vengo dando seguimiento al fútbol de Costa Rica. Sé que tienen muy buenos futbolistas y me gusta empezar esta parte de mi carrera en este país.”

El nuevo fichaje santista comentó de la satisfacción en la familia por su crecimiento a nivel profesional. También agradeció el esfuerzo de las autoridades cubanas por ayudarlos en el desarrollo personal y colectivo.

“Yo estoy feliz porque tendré la oportunidad de conocer otra cultura y otras personas. Siento nostalgia por dejar a la familia, pero se trata de mi futuro en lo que más amo: jugar fútbol.

“Luis me ha contado del clima, que es caliente y que la vida allá es muy diferente. Llego a una liga profesional y debo darlo todo dentro y fuera de la cancha. A diferencia de él, tendré a alguien que me acompañe, oriente y guíe.”

José Carlos Paradela destaca por su talento y buen toque. Foto: Cariari Pococí en Facebook.

A José Carlos lo ilusiona la posibilidad de enfrentarse a su hermano, quien ahora juega con Saprissa.

“Acá en Cuba hubo un partido entre la selección sub-20 y la mayor. Allí nos enfrentamos, me tocó marcar a mi hermano por la misma banda y les anoté. Ese partido lo empatamos a un gol”, rememoró.

Al jugador le gusta pasar tiempo libre con su familia y reconoció que la lejanía de su madre es lo más doloroso tras la partida al fútbol tico.

“Mi mamá está muy orgullosa. Por un lado siente añoranza, pero entiende que esto es parte de mi crecimiento como jugador.

“El fútbol de Costa Rica tiene buen nivel y de mucho contacto. Hace dos años que mi hermano llegó acá y yo lo he seguido. Me gustó mucho la idea de venir a esta liga desde el primer momento. Muchos me han dicho que rinda al máximo, que esperan verme jugar como mi hermano o mejor. Voy a darlo todo para no quedarles mal», afirmó José Carlos Paradela.

Rápido y desequilibrante, el novel futbolista aguarda su oportunidad en el equipo santista. Mientras tanto, aprovecha cada oportunidad de juego en la segunda división. Desde ya, su mirada contempla grandes cotas en el balompié profesional. (ALH)

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