El álbum recoge el concierto en vivo ofrecido el 4 de agosto de 2024, donde más de 80 músicos compartieron escenario en una noche que quedará grabada en la memoria de todos los presentes.
UN VIAJE POR 12 CLÁSICOS, REINVENTADOS
Los 12 temas seleccionados para este disco conforman un viaje por lo mejor del repertorio de la Aragón. Cada uno ha sido dotado de arreglos sinfónicos que realzan su belleza melódica y su complejidad rítmica.
La apertura no podía ser otra que El Paso de Encarnación, que inicia el álbum con un sublime solo de flauta de Rafaelito Lay, anunciando que estamos ante algo especial. Piezas emblemáticas como El Bodeguero y Cachita adquieren nuevos matices, en ellos los violines, cellos y metales de la filarmónica entablan un diálogo fascinante con el güiro, la tumbadora y la flauta de la charanga.
La riqueza de la fusión se aprecia en cómo El Trago tiende puentes con la elegancia del danzón, o cómo la energía de Sabrosona y Yaye Boy se multiplica con el respaldo orquestal. Y, por supuesto, no podía faltar el cierre perfecto: el inolvidable Pare Cochero, que en esta versión sinfónica suena con una fuerza y emoción renovadas.
Lo más admirable de Aragón Filarmónico es el equilibrio perfecto que logra. En ningún momento la orquesta sinfónica opaca a la charanga ni la charanga se ve reducida a un simple acompañamiento. Es una verdadera conversación entre iguales. La flauta, los violines charangueros y el piano siguen llevando la voz cantante en la melodía, jugando a preguntas y respuestas, mientras la filarmónica provee una base sonora que es a la vez un colchón y un mar de posibilidades expresivas.
Aragón Filarmónico es, en resumen, un disco necesario. Es un regalo para los seguidores de siempre, que podrán redescubrir sus temas queridos, y una puerta de entrada para nuevas generaciones que quizá por primera vez se acerquen a la riqueza del son cubano a través de este formato grandioso.
Es un testimonio de que la música verdadera no tiene fronteras ni etiquetas. Que el alma de un clásico como Cachita puede conmover igual cuando se escucha en una esquina de La Habana que cuando resuena, amplificado por decenas de instrumentos, en un teatro de Bogotá. Este disco es un abrazo musical que nos recuerda que la tradición no es algo estático que hay que conservar bajo una vitrina, sino un río vivo que puede y debe mezclar sus aguas con otros afluentes para seguir fluyendo con más fuerza que nunca. La Orquesta Aragón, a sus 85 años, no mira hacia atrás para reposar sobre sus laureles, sino que mira al futuro, y con Aragón Filarmónico, nos invita a todos a seguirla en este emocionante viaje.
