El joven actor Arián González interpreta el personaje de Eduardo en la telenovela cubana Regreso al Corazón y se sumó a la gira nacional en la que parte del elenco, acompañó al popular músico Waldo Mendoza, quien tuvo a su cargo la banda sonora del audiovisual. A propósito, conversó en exclusiva con CubaSí.
¿Primera vez en una experiencia como esta?
“Sí, es mi primera vez haciendo una gira nacional, y mi primera vez con un personaje tan grande en una novela”.
¿Alguna anécdota que te haya marcado especialmente?
“La anécdota más impresionante, Santiago de Cuba, que fue para mi la experiencia más bonita durante toda la gira. En una plaza de Micro 9, un lugar de Santiago donde había más de dos mil personas en una plaza reunidas para vernos, para compartir, para darnos cariño, para mutuamente conversar, y eso nunca pensé que fuera a ser así, más en las condiciones en las que estábamos, los apagones, etc. Nunca pensé que fueran a haber tantas personas viendo la novela a través de las redes o intentándola buscar y encontrar en algún momento y en algún lugar. Pensaba que íbamos a pasar totalmente desapercibidos y que no nos iban a reconocer, y no iban a saber de nosotros. Y me topé totalmente lo contrario. Me topé un pueblo que se sabía la biografía de Regreso al Corazón, de Eduardo y de cada uno de los personajes. Eso, para mí, fue lo más lindo que pudo haber pasado durante toda la gira”.
¿Y en Camagüey, en tu tierra, cómo te recibieron?
“Fue muy lindo, me sacaron las lágrimas en el Teatro Principal, porque cuando salí hubo una ovación y eso me sensibilizó muchísimo. Además, las palabras de Tony, del equipo de la gira, hacia mí y hacia mi pueblo, el amor que me entregaron y con el amor que nos recibieron y nos acogieron, nos hicieron sentir muy felices”.
¿Qué ha significado este intercambio con los músicos que hicieron buena parte de la banda sonora de la telenovela, esta oportunidad de compartir?
“Realmente, creo que esto ha sido revivir cada escena con cada canción en el escenario. Pienso que la banda sonora ocupa un papel importantísimo, porque a partir de lo que ellos nos dan es que las emociones llegan a nosotros, y a partir de lo que tú escuchas, entiendes lo que estás viendo, si es una escena de amor, una escena trágica, una escena de sufrimiento, o de dolor, y eso lo da la banda sonora en gran parte. Primero entra la música y la atmósfera que se crea, y después es que tú ves y visualizas la escena. Entonces, esto me ha
servido a mí para comprender cómo es la creación de un músico, y es muy interesante, porque en todo hay música, somos música, nosotros, totalmente, todo el tiempo, estamos haciendo música, cuando hablamos, hablamos rítmicamente y arrítmicamente, y eso también es música. Creo que contactar con los músicos y entender su creación, va en gran parte a entender mi creación y lo que fue el hecho total y colectivo de la novela”.
Podríamos decir que Waldo Mendoza se ha convertido en parte del elenco de Regreso al Corazón…
“Waldo es de la novela y es la novela en sí, porque con él hemos compartido mucho y hemos vivido cosas muy bonitas. Como cantante es impresionante y como ser humano es algo que no es de esta tierra, entonces no ha sido difícil poder conectar con él acompañarlo, ha sido un privilegio realmente”.
¿Cuánto hay de Arian en Eduardo y viceversa?
“Eduardo es un personaje que se aleja totalmente de lo que González, como actor, como persona. A Eduardo yo creo que lo que le puse es es Arián la sensibilidad y la emotividad que Eduardo tenía en un principio y mantiene a pesar de sus actitudes, porque sigue siendo una persona emotiva, sentimental, precisamente por eso, porque atiende a las cosas que le dice su padre, que de cierta forma siente una gran falta de él. Es un personaje complicado, que tiene un arco dramático difícil, pero realmente yo lo único que creo es que hay que entender a un adolescente y la psicología de él. Solamente eso”.
Cuando ves la telenovela en pantalla ¿te sientes satisfecho con el trabajo hecho?
“Yo creo que cuando llegue el punto y el día en el que uno se sienta satisfecho con su trabajo, hasta ahí llegó, no va a haber un mañana. Creo que eso para un actor nunca debe existir. Nunca debe existir la satisfacción con el personaje. Debe existir la alegría por haber tenido el placer y el privilegio de interpretar a un personaje semejante. Pero creo que nunca debe existir como el tope de, aquí estoy feliz con lo que hice, porque siempre uno se ve y dice: esto tenía que haberlo hecho quizás de otra forma y tal, pero realmente lo que estoy es muy contento con el personaje, con la oportunidad y con la aceptación que ha tenido el público para con Eduardo.
¿Alguna anécdota con el público, ya directamente relacionada con el personaje de Eduardo?
“Es muy gracioso, porque en un principio de la novela muchas madres se acercaban a mí a comentarme los problemas de sus hijos, que habían sufrido bullying, me llegaron muchas historias bonitas que en algún momento espero contarlas. Y nada, ahora es totalmente dramático el giro que ha dado y me llega mucho, de cierta forma, odio. Hace poco, la anécdota más reciente es que Tony Lugones y yo llegamos a una cafetería y se le lanza una mujer y le dice “ay, yo te amo, qué lindo…”, como tengo barba, la mujer no me reconoció primero, pero cuando cachó que era yo, me dijo: “qué odio te tengo, te cojo un asco, ojalá y te den golpe”. Y yo me asusté un poquito, pues nunca me dijo que era el personaje ni que era yo, pero nada, es bonito, de cierta forma, saber que el público lo acepta y cree que es humano y por eso lo juzga”.
