Ana Pérez Herrera es una voz emblemática de los famosos muñequitos de Matanzas. En ella hay afrodescendencia, cubanía, cultura y de lo mejor de las tradiciones y la auténtica rumba matancera.

“Toda la rumba, el canto, el baile y representarme yo misma, como tal, como soy. Todo lo he disfrutado siempre, de lo más sencillo hasta lo más grande. Porque a veces lo más sencillo es lo más grande.

Del legado afro y de los panteones le viene una versatilidad a Ana como cantante, bailarina y hasta comparsera. A ella le dedican una muestra en el museo Por la Ruta de las Personas Esclavizadas Castillo San Severino en ocasión de las jornadas por el Día de la Mujer Afrodescendiente.

Fotos: Lino García Del Solar

“Aquí vine con el primer traje que me puse en Estados Unidos, en Nueva York. Y aquí tengo el traje que  me hicieron en La Habana para ir a Nueva York. Este vestido me lo regaló una muchacha allá en Nueva York, también, se llama Jacqueline Santiago que estrené  en un evento con mi hijo y fue una cosa maravillosa. Ser descendiente de todos estos géneros para mí es un placer, un orgullo representar mi raíz”.

Ana defiende su legado, la cultura de resistencia y enseña las bondades de una mujer afrodescendiente en Cuba.

“Lo que le puedo decir a las mujeres, como yo, que no me rindo con nada. Aquí no se rinde ninguna mujer, por lo menos yo. Siempre estoy batallando y dando que hacer para sentirlo”.

 

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