Sálvese quien pueda es una frase que definitivamente alguna vez en la vida todos hemos escuchado, tres palabras que suelen ser el escudo que protege las actitudes más ruines del ser humano.
Los tiempos díficiles sacan a relucir las conductas más oscuras de las personas; la pérdida de valores, las actitudes transgresoras y la búsqueda del dinero fácil son las manifestaciones que dictan este camino.
En estos tiempos donde nuestra Cuba ha sido golpeada por la pandemia del coronavirus, el cambio monetario y la inflación, entre otras cosas, el Sálvese quien pueda y el oportunismo son conductas que vienen a la orden del día.
Resulta alarmante ver cómo gradualmente se pierde la voluntad de ayudar; cada día es más normal ver en tarimas productos de baja calidad a altísimos precios. Abrir las redes sociales y ver ofertas alimenticias que al comprar distan de la calidad publicitada es algo habitual.
El desmedido crecimiento de los precios tiene un efecto cada vez más palpable dentro del poder de compra de los salarios cubanos, y se añoran los días donde 8 panes no costaban 250 pesos o cuando comprar pastillas para mitigar cualquier dolencia no era la batalla moral que incluye encontrarlas y gastar miles de pesos.
Podríamos citar millones de carencias y problemas sin solución aparente para apoyar lo antes expuesto, pero ese no es el objetivo, y sí lo es poner fin a esta penosa situación donde nos aprovechamos unos de otros sin importar nada.
Retomar las buenas prácticas
En esta cultura del oportunismo, todo aquel que tiene claros sus principios es quién más sufre.
No podemos dejar que los tiempos díficiles nublen nuestro juicio. Los principios no son negociables, pero desgraciadamente, como dijo Eduardo Galeano, «…vivimos en un mundo en el que el oportunismo se llama pragmatismo».
De sobra sabemos que los tiempos díficiles existen. Problemas, todos tenemos, pero el egoísmo y el dogma de «ganancia fácil» es la vía equivocada y no hay mejor sensación que la de poner la cabeza en la almohada y tener la satisfacción de haber hecho el bien. (ALH)