Ciudad de México fue sede en 1926 de la primera cita centroamericana, coincidiendo con el aniversario de la llegada de Cristóbal a América (12 de octubre) y como punto de partida para lo que hoy se considera el evento multideportivo regional más antiguo del mundo.
Pero los pasos iniciales datan de dos años antes, durante la octava edición de los Juegos Olímpicos, celebrada en París, Francia, a partir de la oficialización de un documento que resumía el sentir y los objetivos de los deportistas del continente, de acuerdo con el libro Los Juegos Regionales Más Antiguos, del ya fallecido periodista Enrique Montesinos.
La carta, aprobada por el Congreso Centroamericano y patrocinada por el Comité Olímpico Internacional, acordó que las naciones de Centroamérica y el Caribe desarrollarían el certamen del área cada cuatro años desde 1926 y asumirían las reglas de las citas bajo los cinco aros.
Representantes de Cuba, Colombia, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Haití, Jamaica, Honduras, Panamá, Nicaragua, México y un invitado de República Dominicana se reunieron en la Junta General de Delegados en Ciudad de México, en octubre de 1925, y adoptaron varias decisiones, entre estas, otorgar la primera sede a esa urbe.
Del 12 de octubre al 2 de noviembre de 1926, entonces México acogió el evento, en el que solo participaron Guatemala, Cuba y el país anfitrión y acudieron 271 atletas en las ocho disciplinas convocadas: atletismo, baloncesto, clavados, esgrima, béisbol, tenis, natación y tiro; y como dato curioso sobresale únicamente la presencia de hombres.
Por la mayor de las Antillas brilló el multicampeón olímpico Ramón Fonst, quien se agenció el título en florete, espada y sable, con 24 victorias y solo un revés en las tres modalidades.
El primer titular olímpico de América Latina (San Luis 1904) se impuso a sus compañeros de equipo Alfredo Grissil en el florete; Salvador Quesada, en la espada; y Francisco Valero, en sable; muestra de las potencialidades de la nación caribeña en ese deporte.
En los 400 metros, mil 500 y el relevo 4×100, todos del estilo libre, el nadador cubano Leonel Smith se adjudicó las tres coronas en disputa; mientras que igualmente se vistieron de dorado el pertiguista José Sanjurjio, Sergio Macías (triple salto), Pedro Rodríguez (bala), Luis Lewis (jabalina), Troadio Hernández (martillo), el tirador Enrique Ross (pistola libre), el librista Gonzalo Silverio (100 y 4x100m) y el equipo de béisbol.
México encabezó el medallero con 25 preseas de oro, 24 de plata y 18 de bronce; seguido por Cuba (14-15-15) y Guatemala (0-0-3), que solo asistió en pruebas de natación, atletismo, tiro y esgrima.
Cuatro años más tarde, tal y como se había acordado, se efectuó la segunda edición de la lid (La Habana), ahora con mayor fuerza teniendo en cuenta que aumentaron las cifras de países participantes, deportes convocados y atletas.
Sería en esa versión en la que por vez primera competirían atletas femeninas- seis tenistas cubanas- y sumarían 10 las disciplinas en pugna a partir de la incorporación del voleibol y el fútbol.
Por Evelyn Corbillón Díaz / ACN