Conrado Benítez fue un destacado maestro y alfabetizador matancero que dedicó su vida a la educación y la lucha por la alfabetización en nuestro país.
Nació el 26 de noviembre de 1905 en la ciudad de Matanzas, y fue asesinado el 5 de enero de 1961, a solo días de haber iniciado la Campaña de Alfabetización en Cuba.
Tras su muerte, Conrado Benítez se convirtió en un símbolo, en espuela de la Campaña Nacional de Alfabetización en Cuba, que tuvo lugar en 1961. Sirvió de ejemplo a miles de otros adolescentes y jóvenes que, ante las amenazas y el peligro, pusieron por delante el empuje y el conocimiento. Durante esta campaña, miles de cubanos, conocidos como «maestros voluntarios», fueron enviados a áreas rurales y montañosas para enseñar a leer y escribir a las personas que no tenían acceso a la educación.
Conrado fue uno de los principales organizadores de este proceso y jugó un papel fundamental en su éxito. Su dedicación y pasión por la educación le llevaron a recorrer las regiones más remotas de Cuba, enseñando a los campesinos y trabajadores analfabetos a leer y escribir. Su labor fue fundamental para llevar el conocimiento y la oportunidad a aquellos que habían sido excluidos de la educación.
La Campaña de Alfabetización en Cuba fue una iniciativa del gobierno revolucionario que logró reducir el analfabetismo de un 23.6% a un 3.9% en solo un año. Fue una obra de emancipación cultural y social que involucró a más de 250 mil voluntarios, en su mayoría jóvenes y mujeres, que enseñaron a leer y escribir a más de 700 mil personas, sobre todo campesinos y obrero.
La Campaña tuvo un impacto positivo en el desarrollo económico, educativo y político de Cuba, así como en la integración y la solidaridad de América Latina, además, fue un ejemplo de resistencia y compromiso frente a las agresiones externas e internas que amenazaban la soberanía de la nación.
La Campaña de Alfabetización es una de las hazañas más admirables y trascendentes de la historia cubana y mundial, que sigue inspirando a los pueblos que luchan por el derecho a la educación y la libertad, y en ello, el joven maestro matancero tuvo un impacto destacado.
Además de su trabajo en la campaña de alfabetización, en la que fueron creadas tras su vil asesinato las Brigadas «Conrado Benítez», participó activamente en la formación de nuevos educadores, y es recordado como un maestro ejemplar y un defensor incansable de la educación.
Su trabajo en la Campaña Nacional de Alfabetización dejó una huella imborrable en la historia de Cuba y en la lucha contra el analfabetismo. Su legado continúa inspirando a generaciones de educadores y su dedicación a la enseñanza es un ejemplo a seguir.