Algo de nostalgia podemos sentir por aquellos años en que por primera vez portamos la pañoleta azul y blanca, acompañada de la radiante boina roja. Eran los días fundacionales de la Unión de Pioneros de Cuba, que tiempo después derivó en la actual Organización de Pioneros José Martí.

En 1962 nacería la Unión de Jóvenes Comunistas, la que a su vez daba continuidad a la Asociación de Jóvenes Rebeldes fundada por iniciativa del Che Guevara tras el triunfo revolucionario de enero de 1959.

Entonces unos y otros marchábamos entusiasmados a conquistar el futuro, sin desconocer las dificultades y que debían enfrentarse para construir la Patria soñada.

La campaña de alfabetización, la recogida de café en las montañas orientales, el enfrentamiento al agresor en las arenas de Playa Girón y los legendarios días de la Crisis de octubre, se inscriben en las disímiles batallas asumidas por la juventud cubana.

Hago memoria de algunas de las tareas productivas asumidas por la juventud matancera.

Corrían los años 70 y la construcción de la nueva vía del ferrocarril central demandaba ingentes esfuerzos. Matanzas no quedaba atrás en el empeño nacional. En la geografía de la provincia se levantaría una de las obras ingenieras de mayor porte en su travesía. Se trataba del puente sobre el río Canímar asumido por la juventud matancera durante largas y decisivas  jornadas.

Durante los 80, la construcción de la emblemática Central Termoeléctrica Antonio Guiteras y del Central azucarero Mario Muñoz, constituirían obras de choque de la juventud cubana protagonizadas en suelo matancero.

Unas y otras delinearon esfuerzos extraordinarios de la juventud de la provincia en tanto su más joven relevo se formaba en las aulas y en los múltiples eventos patrióticos, culturales y deportivos que formarían lo más caro de la Patria.

A 64 y 63 años de la fundación de la Organización de Pioneros José Martí y la Unión de Jóvenes Comunistas, respectivamente, la Revolución Cubana deposita en sus niños y jóvenes lo más preciado del futuro.

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