¿Alguna vez has tenido una relación tan tóxica que te preguntas si eres el protagonista de un thriller psicológico o estás pagando las consecuencias de un grave delito cometido en tu vida pasada? ¡No te preocupes, no eres el único!
Y por favor, no te dejes engañar por las frecuentes romantizaciones de las pelis o canciones sobre este tipo de historias. Estas uniones suelen ser destructivas, poco saludables y pueden tener un impacto negativo en la autoestima, la salud mental y emocional de las personas involucradas.
En ocasiones nos encontramos en este tipo de relaciones sin siquiera darnos cuenta. Recordemos que estos vínculos suelen estar cargados de altibajos emocionales: momentos de felicidad y amor, seguidos de episodios de abuso o manipulación. Estos cambios extremos pueden confundirnos y hacer que dudemos de si la relación es dañina o simplemente somos demasiado sensibles al respecto.
También puede ser difícil identificarlas, si crecimos en un ambiente similar. Pues, cuando presenciamos relaciones disfuncionales o abusivas durante nuestra infancia, aumentan las probabilidades de proyectar o aceptar este tipo de comportamientos en el futuro.
Los especialistas plantean que la dependencia emocional y el miedo a estar solos también pueden dificultar el reconocimiento de los problemas en la relación.
Entre las recomendaciones exhortan a educarse sobre los signos de una relación tóxica, y algunos tips básicos para saber si tienes este problema.
Tips para identificar una relación es tóxica
1. «¿Es esta la persona que quiero a mi lado?»: Cuando encuentras muchas características y «errores» que te hacen cuestionar un futuro con esa persona. Si no logras aceptar su verdadero ser (o viceversa), puede significar que los defectos importan más que las virtudes.
2. «No puedo vivir sin tí»: Cuando uno o ambos miembros de la pareja sienten una dependencia emocional y no conciben una autonomía o distancia entre sí. Se vive la relación desde la necesidad.
3. «Lo mismo con lo mismo»: Se repiten las discusiones sobre un mismo conflicto, no existe una buena comunicación entre ambos. En ocasiones una de las dos personas siente temor a expresarse porque no quiere disgustar al otro, o simplemente opina que no será capaz de comprenderle.
4. «¿Ya se arreglaron?»: Se reiteran las rupturas y las reconciliaciones, sin tomar el debido tiempo para reflexionar sobre los problemas y tomar acciones para solucionarlos.
5. «Yo no sé qué le ves»: Tus seres queridos y allegados no comprenden por qué te aferras a tu relación; la perciben como algo incoherente e irracional. Creen que esta no tiene futuro, o al menos no uno saludable.
6. «Ellos no nos entienden»: Finalmente te alejas de esas personas que no apoyan tu relación -tal vez por tu bien-, y quedas aislado, vulnerable.
Aunque identificar este tipo de relaciones puede parecer lo más difícil, este problema se hace minúsculo ante el siguiente paso lógico: la ruptura definitiva.
Complicada es la batalla que libran muchos por salir de esa espiral de emociones y dejar de lado la dependencia física y emocional. Teniendo esto en cuenta, el Instituto Europeo de Psicología Positiva ofrece las siguientes recomendaciones.
– Identificar el problema: este es el primer paso para ser consciente de lo que está pasando y poder ponerle solución. Hay que tener en cuenta que cuando se decide poner fin a este tipo de relación es para siempre.
– Trabajar la autoestima: tras pasar por una relación tóxica, puede que se pierda la autoestima que, anteriormente, sí que se tenía. Por tanto, es el momento de recuperarla para poder sentirse seguro de nuevo y no volver a caer en una relación de este tipo.
– No tener miedo a estar solo: tras esta situación de dependencia emocional, es muy común sentir que no se quiere estar solo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es mejor estar solo que mal acompañado. No podemos estar con una persona que nos hace daño, sólo por el mero hecho de no estar solos.
– Pedir ayuda: en caso de ser necesario, no pasa nada por pedir ayuda a profesionales. Hay psicólogos y terapeutas especializados en relaciones amorosas, en dependencia emocional o en autoestima, entre otras cosas.
– No tener miedo al cambio: cuando una relación termina, comienza una nueva etapa que, en muchas ocasiones, puede suponer sensación de miedo e incertidumbre. Sin embargo, «el cambio siempre es aprendizaje, es crecimiento. No lo veas como algo malo o negativo, al contrario, acéptalo y acógelo con los brazos abiertos y sin miedo».
– Marcarse nuevos retos y objetivos: en esta nueva etapa, lo mejor para avanzar, crecer y desarrollarse es marcarse nuevo objetivos vitales, saliendo de la zona de confort.
Salir de una relación tóxica puede ser difícil y hasta aterrador. El miedo a la soledad, a enfrentar la incertidumbre o las posibles represalias de esa persona, puede generar dudas sobre nuestra decisión. Por ello es recomendable buscar apoyo en familiares, amigos y profesionales.
Hagámoslo teniendo en cuenta que cortar con estos lazos influirá en nuestra salud mental y bienestar emocional; permitirá recuperar nuestra autoestima e independencia; desarrollarnos como individuos y valorar cada lección aprendida.
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