Violencia física, enfermedades carentes de atención veterinaria e insuficiencias en las obligaciones de otorgar alimentos y agua, forman parte de las infracciones que violan los derechos de bienestar animal.

El silencio o el temor por el cual opta gran parte de la sociedad obstaculiza los procedimientos legales que las autoridades tienen para tomar medidas.

Los caballos en nuestro país son símbolos de libertad y fuerza, sin embargo en algunos casos son sometidos a jornadas intensas de trabajo. Los equinos al transportar personas y pesos desproporcionados no reciben las atenciones ni el descanso adecuado. Normalizar la violencia como un lenguaje aceptable afecta su salud.

En la legislación vigente, el Decreto Ley No. 31 de 2021 de bienestar animal regula los principios, deberes, derechos, reglas y fines respecto al cuidado, la salud y la utilización de los animales. Refiere que las personas naturales y jurídicas, propietarias y poseedoras deben satisfacer las necesidades básicas de los mismos. La normativa recoge, además las funciones específicas de cada ministerio para favorecer sus cuidados.

Cargar grandes pesos en largas jornadas de trabajo es una realidad cotidiana. Foto: De la autora.

¿Si la ley de bienestar animal existe por qué tantos ciudadanos incurren en la violencia sin consecuencia alguna?

En Cárdenas, ciudad que contiene la mayor población equina del país, los cocheros a puro látigo lucran a partir del complejo escenario del transporte en la ciudad bandera. Observar la violencia animal y contemplarse neutral, es negligencia voluntaria que empobrece espiritualmente a quienes inciden en esta decadente actitud. Los que apartan la vista ante el sufrimiento inocente prestan su silencio cómplice bajo el egoísmo disfrazado de “no es mi problema”.

La inacción ante esta situación no depende de una institución o de unos pocos. Es responsabilidad de todos velar por el bienestar animal. La esencia radica en actuar por un entorno donde el derecho a la vida sea respetado. Nuestra sociedad necesita de la implementación eficaz de disposiciones normativas que garanticen el bienestar animal. A su vez, estas deben contribuir a concienciar a la población en el cuidado y respeto de los mismos, con los efectos de lograr una relación armónica en la existencia de todos los seres vivos en la ciudad que también se distingue como la ciudad de los coches.

Arabel Sotés González, estudiante de periodismo

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