El color rosa no existe. La física es clara: este color no forma parte del espectro electromagnético.
En otras palabras, ningún objeto natural o artificial del mundo, ni siquiera los flamencos que cada año crían en las marismas de Doñana, “emite o absorbe luz rosa”.
Cuando nuestro cerebro percibe esta tonalidad, lo que detecta en realidad es la combinación de dos colores, el rojo y el violeta, que están situados en extremos opuestos del arcoíris.
Tal vez sea conveniente aclarar algunos conceptos. El espectro electromagnético es el rango completo de todas las frecuencias de radiación electromagnética. Incluye una amplia variedad de ondas, desde las ondas de radio de baja frecuencia hasta los rayos gamma de alta frecuencia, pasando por la luz visible, los rayos ultravioleta y los rayos X.
De la misma forma que nuestros oídos no son capaces de escuchar todos los sonidos, nuestros ojos no pueden ver todos los colores o más correctamente, todas las frecuencias de la luz.
En el caso de los sonidos, esto no solo ocurre para sonidos con baja intensidad. Los sonidos demasiado agudos, de más de diez mil hercios, resultan complicados de escuchar con la edad. En general la frecuencia máxima que cada persona es capaz de escuchar va disminuyendo con la edad. Pero esos ultrasonidos, cuya frecuencia está más allá de lo que puede percibir un ser humano, no decimos que no existan.
De exactamente la misma forma, hay luz que no podemos ver. La luz que sí podemos ver la llamamos, como no podría ser de otro modo, luz visible. Esta luz comprende un rango que va desde los 400 nanómetros a los 700 nanómetros de longitud de onda, aproximadamente.
La longitud de onda es la magnitud complementaria a la frecuencia. Mide la separación entre dos crestas de una onda. La luz justo por encima de 400 nanómetros de longitud de onda es la luz violeta y la que está justo por debajo de los 700 nanómetros es la luz roja.
Si habláramos de frecuencias sería al contrario: la luz roja es la de menor frecuencia y la luz violeta la de mayor frecuencia.
Es por ello que a la luz que está más allá de las frecuencias más bajas la llamamos infrarroja, porque está “por debajo del rojo” y a la que está más allá de las frecuencias más altas la llamamos ultravioleta, porque está “por encima del violeta”. Y por supuesto hay luz con frecuencias todavía más bajas que la infrarroja y todavía más altas que la ultravioleta. Por debajo del infrarrojo tenemos las microondas y las ondas de radio. Por encima del ultravioleta tenemos los rayos X y los rayos gamma.
La frontera entre cada región no es una línea firme y clara, sino que es una transición y varía según las necesidades de cada aplicación. Porque aplicaciones, no faltan.
Las ondas de radio se utilizan en la comunicación, como la radio, la televisión, los teléfonos móviles y el Wi-Fi. Las microondas no solo se usan en la cocina para calentar alimentos si no también en la tecnología de radar, entre otras. El infrarrojo se emplea en los controles remotos, cámaras térmicas y sistemas de calefacción.
Como ya hemos dicho, la luz visible es la parte del espectro que podemos ver, esencial para la visión y la fotografía. La luz ultravioleta tiene utilidad en la desinfección, la detección de billetes falsos y en bronceado artificial. No te sorprenderá saber que los rayos X son clave en medicina para la obtención de imágenes internas del cuerpo.
Por último los rayos gamma tienen gran importancia en tratamientos médicos, como la radioterapia para el cáncer, y en la esterilización de equipos médicos.
Pues bien, al contrario de lo que ocurre para el rojo, el violeta, el azul o el verde, que tienen una frecuencia y longitud de ondas específicas y forman parte del espectro electromagnético, el color rosa no corresponde a una longitud de onda concreta.
No podría haber un fotón de color rosa, como sí podría haberlo de luz amarilla o azul. El rosa se forma de la combinación de varios colores. Concretamente del rojo y el violeta que según en qué proporción aparezcan darán lugar a una tonalidad de rosa u otra.
A pesar de esto, afirmar que el rosa no existe porque no se corresponde a una longitud de onda única en el espectro electromagnético parecería ligeramente pedante. Si el rosa no existe, entonces tampoco existen el negro o el blanco, ni el marrón ni muchos otros colores.
El rosa existe como color, aunque no como parte del espectro de la luz. Porque el color no es solamente el fenómeno físico que lo provoca, sino también la percepción que tenemos de él los humanos u otros animales. (ALH)