Los bosques de mangle son una de las barreras de protegen a nuestro territorio de los embates de los eventos de oleaje extremo e inundaciones costeras y constituyen una base fundamental para el desarrollo de muchas especies marinas que se reproducen y/o anidan en los mismos Sin embargo, su subsistencia está amenazada por la elevación del nivel del mar, el calentamiento global, la deforestación, la contaminación y los incendios forestales, entre otros factores (R2 y R3).
Por esta causa son tan bienvenidas as investigaciones que arrojan nuevos datos y recomendaciones para lograr un manejo adecuado de estos ecosistemas, como el ejecutado por un colectivo de investigadores cubanos y extranjeros integrado por Yanet Cruz Portorrea, Natalie Beenaerts, Nico Koedam , Orlando Joel Reyes Domínguez, Celene B. Milanes, Farid Dahdouh-Guebas y Ofelia Pérez Montero, recientemente publicado por la revista Water (R1) sobre la percepción socio-ecológica en algunos manglares de Cuba sudoriental.
Los resultados de estos nuevos estudios indican que, si bien la población en las localidades donde se practicaron las encuestas reconoce los usos y servicios ecosistémicos de los manglares, en general no creen depender de ellos para su sustento. También se reveló que hay un conocimiento desde moderado hasta total de las responsabilidades y actividades de gestión en cada sitio. Pero la percepción que tienen sobre los servicios que les prestan esos ecosistemas varía mucho según la ocupación de los encuestados y la localidad.
Las amenazas al ecosistema identificadas con mayor frecuencia por los encuestados fueron: el cambio climático, la sequía y la deforestación. Se identificaron tres tipos de relaciones socio-ecológicas con base en las características de las comunidades, sus actividades económicas y sus impactos sobre los manglares: urbana-industrial, rural-agrícola y rural-agrícola/turística. A partir de estos resultados se ofrecen algunas recomendaciones enfocadas hacia la gobernanza de los ecosistemas en el sureste de Cuba. Se considera esencial un enfoque integrador para desarrollar estrategias que no sólo mitiguen los efectos negativos del desarrollo humano sobre los procesos naturales sino que también incrementen la resiliencia y la sostenibilidad tanto de los propios sistemas humanos como de los ecológicos, cuyas implicaciones se extienden más allá de nuestras fronteras.
Para este estudio se eligieron cuatro localidades con bosques de manglares en la costa sureste de Cuba, tomando como base la proximidad de las comunidades a los manglares y los sitios más accesibles a la comunidad: Monte Cabaniguán/Ojo de Agua en la provincia de Las Tunas, Guamá y San Miguel de Parada en la provincia de Santiago de Cuba, y Hatibonico en la provincia de Guantánamo.
Los formuladores de políticas deberían reconocer la “Solución basada en la Naturaleza” (SbN) como un enfoque y oportunidad para lograr respuestas inclusivas y forjar alianzas para un manejo efectivo de los manglares. Es esencial cerrar la brecha entre la SbN y la gobernanza formal, valorar opiniones diversas y brindar apoyo continuo a la participación comunitaria.
Las diferencias en la frecuencia con que se utilizan los manglares y las ocupaciones de la población (pesca, agricultura, área protegida, o urbanización), resaltan la importancia de considerar los intereses de los diferentes grupos interesados en las actividades de manejo, pues ciertos grupos pueden ser más susceptibles a comprender, y remediar, la degradación de los manglares. Estos criterios deberían ser considerados en las prácticas de restauración de manglares que actualmente se desarrollan en el país. Los vínculos positivos entre el sector gubernamental y las prácticas de conservación, educación e investigación en los bosques de mangle, subrayan el papel clave del gobierno en el fomento del uso sostenible de estos ecosistemas.
Tras la implementación de estas recomendaciones, los tomadores de decisiones podrían promover una mayor participación comunitaria, identificar las amenazas y desarrollar políticas efectivas que mejoren la valoración popular de estos recursos. Al respecto se deberían popularizar los beneficios que se derivan de un ecosistema de manglar sano, combatir la fabricación de carbón y la eliminación de estos bosques sin autorización. (ALH)