Foto: Tomada de Internet de un grupo de historia local relacionado con el ferrocarril
El 20 de diciembre de 1840 marcó un hito en la historia de Cuba y, en particular, en la región de Matanzas. Ese día, el servicio de ferrocarril alcanzó las localidades de San Miguel de los Baños y Bemba, territorio que con el tiempo pasaría a llamarse Jovellanos.
El contexto
Cuba fue pionera en el uso del ferrocarril en América Latina: el primer tramo se inauguró en 1837 entre La Habana y Bejucal.
La expansión hacia el interior respondió a la necesidad de transportar con mayor rapidez el azúcar, principal motor económico de la isla en el siglo XIX.
La llegada del tren a San Miguel de los Baños y Bemba significó la integración de esta zona al circuito comercial y productivo nacional.
Impacto local
Facilitó el traslado de caña de azúcar desde los ingenios hacia los puertos de embarque e impulsó el crecimiento poblacional y la urbanización, dando origen a nuevas dinámicas sociales y económicas.
Con el tiempo, la localidad adoptó el nombre de Jovellanos, en honor al ilustrado español Gaspar Melchor de Jovellanos, reflejando la influencia cultural de la época.
Significado histórico
La llegada del ferrocarril no fue solo un avance tecnológico: representó la modernización de las comunicaciones en Cuba y el inicio de una transformación profunda en la vida cotidiana de los habitantes de la región. El tren conectó a San Miguel de los Baños y Bemba con el resto del país, abriendo puertas al comercio, la migración y la difusión de ideas.
Con información aportada por la profesora Alicia González.
