Benito Viñes Martorell fue un sacerdote y meteorólogo español que hizo una fructífera labor científica en Cuba.

En marzo de 1870 llegó a Cuba el catalán Benito Viñes. Tenía el encargo de dirigir el Observatorio Meteorológico del Real Colegio de Belén, institución regenteada por la Compañía de Jesús en La Habana. Meses después de su arribo, en octubre, un violento huracán inundó la ciudad de Matanzas y provocó cientos de muertos. Esta catástrofe influyó en la dedicación del sacerdote al estudio y pronóstico de esos fenómenos meteorológicos.

De Tarragona a La Habana

En Poboleda, pequeño pueblo de Tarragona, en Cataluña, España, nació Benito Carlos José Viñes Martorell el 19 de septiembre de 1837. Hizo los primeros estudios en su terruño natal. Tras la muerte de su padre, cuando tenía nueve años, se radicó con su madre en Tarragona.  Ingresó en la Compañía de Jesús el 12 de mayo de 1856. Cumplió el noviciado en Mallorca, León y Salamanca. En esta última ciudad hizo estudios de Teología, Filosofía, Matemáticas y Ciencias Naturales. Fue ordenado como sacerdote el 21 de junio de 1869.

Ciclonoscopio, aparato inventado por Benito Viñes. Archivo del autor.

Al año siguiente, 1870, Benito Viñes viajó a La Habana para asumir la dirección del Observatorio del Real Colegio de Belén, a donde llegó el 7 de marzo. Desde esa fecha desarrolló una ingente labor, dirigida a su reorganización y la realización de mediciones meteorológicas de forma sistemática. Comenzó, además, a investigar acerca de los huracanes. Convirtió el Observatorio en un referente para el conocimiento de las diferentes variables del medio atmosférico, que publicaba en los principales periódicos cubanos.

Anuncio acerca del ciclonoscopio de las Antillas, Diario de la Marina, 4 de octubre de 1889. Archivo del autor.

A poco tiempo de su llegada comenzó a publicar las “Observaciones magnéticas y meteorológicas hechas en el Colegio de Belén. Estas aparecieron de forma sistemática en los Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. El 11 de septiembre de 1875 redactó el primer aviso de ciclón tropical documentado en la historia de la meteorología, que se dio a conocer en La Habana por el periódico La Voz de Cuba un día después. Al año siguiente propuso establecer una red de observatorios y un sistema de avisos para prevenir los efectos de los huracanes.

Primer aviso de ciclón tropical redactado por Benito Viñes y publicado en el periódico La Voz de Cuba el 12 de septiembre de 1875. Archivo del autor.

Introdujo en Cuba el “meteorógrafo de Secchi” en 1873, equipo que permitía el registro continuo de datos sobre las variables meteorológicas fundamentales. Se le consideró una avanzada tecnología, aunque fueron fabricados solamente diez. Este aparato recibió premio en la Exposición Universal de París, de 1867. Además, Benito Viñes inventó en 1888 el que llamó ciclonoscopio de las Antillas. Este instrumento se utilizó para calcular la posición del vórtice del huracán a partir de la dirección del viento y de las nubes.

Como reconocimiento a los resultados científicos que alcanzó, el 23 de febrero de 1873 la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana eligió a Benito Viñes como Socio de Mérito. Fue autor de varios trabajos insertados en los Anales de esta institución. Publicó textos de relevancia para la meteorología tropical, entre ellos Apuntes relativos a los huracanes de las Antillas de septiembre y octubre de 1875 y 1876 (1877) e Investigaciones relativas a la circulación y traslación ciclónica en los huracanes de las Antillas (1895).

Imagen del “meteorógrafo de Secchi”. Archivo del autor.

Después de 23 años de intensa dedicación a la meteorología en el Observatorio del Colegio de Belén, Benito Viñes falleció el 23 de julio de 1893. Tenía solamente 55 años y estaba en plenitud creadora. Las palabras de dolor se multiplicaron en la prensa cubana y extranjera. Entre las más significativas estuvieron las de El Avisador Comercial un día después de su muerte:

“Nos sorprende, causándonos dolor inmenso, la noticia del fallecimiento del virtuoso sacerdote y sabio meteorólogo y astrónomo Reverendo Padre Jesuita D. Benito Viñes. ¿Quién en la Habana no ha leído con avidez sus observaciones, cuando el horizonte marcaba serias perturbaciones meteorológicas?…. ¿Quién podrá reemplazar al esclarecido sacerdote? ¿Quién, con tanto acierto como él, podrá prestar a la humanidad los eminentes servicios que prestó aquel sabio? Estas preguntas nos hacemos sin cesar, desde que supimos la pérdida experimentada, no ya sólo por la Compañía de Jesús, ni por la ciencia, sino por la humanidad entera…”.

Once años después de su muerte, en una reseña histórica del Observatorio Meteorológico, publicada por el Colegio de Belén, apareció una valoración sobre la obra del padre jesuita, que fue todo un homenaje a su obra:

“…el P. Viñes en los 23 años que dirigió el Observatorio, desde el año 1870 hasta 1893, lo elevó a tal altura y le comunicó tal importancia que, concretándonos al provecho práctico de innumerables catástrofes evitadas y de beneficios inmensos prestados al público en general y a la navegación y comercio en particular, bien se puede comparar con los Observatorios más beneméritos del mundo entero. Servicios que prestó el P. Viñes con desinterés incondicional, sin percibir ni admitir de nadie ni una sola peseta para sí ni para el Observatorio”.

Presencia de Matanzas

Escudriñar en la presencia de Matanzas en la obra de Benito Viñes lleva mucho más espacio que esta reseña, escrita para rendirle homenaje en el 188 aniversario de su natalicio. No obstante, es posible mencionar algunos momentos destacados.

Tras el desastre ocasionado en Matanzas, sobre todo en la ciudad, por el huracán de octubre de 1870, Benito Viñes dedicó todo su empeño al estudio de estos devastadores fenómenos meteorológicos. Acerca de este evento, y del que cruzó días después por Bahía Honda, publicó el folleto Huracanes del 7 y 19 de octubre de 1870 (1870), donde ofreció sus consideraciones sobre ambas tormentas. Estas fueron, según sostienen sus biógrafos, un acicate para el esfuerzo que realizar en favor de evitar estas tragedias humanas y minimizar los daños causados por los huracanes en las Antillas.

Al “…memorable huracán de Matanzas…” hizo mención Benito Viñes en el trabajo “Apuntes sobre los últimos huracanes en las Antillas”, que publicó en el tomo 15 de los Anales de la Real Academia de Ciencias de La Habana. Acerca del destrozo que causó este fenómeno atmosférico en la Atenas de Cuba, escribió en esa oportunidad:

“…algunos centenares de personas perecieron víctimas de la inundación que sobrevino, y que el aproximarse el vórtice, adquirió en poco tiempo proporciones horrorosas, por hallarse represadas las aguas de los dos ríos por la ola del huracán, las que, al retirarse ésta, se precipitaron al mar en arrebatada corriente, que arrastró consigo puentes y edificios y numerosas víctimas”.

En Apuntes relativos a los huracanes de las Antillas de septiembre y octubre de 1875 y 1876, discurso que leyó en la Real Academia de Ciencias de La Habana, Benito Viñes relató el viaje que hizo por varias zonas para comprobar el impacto que causaron. Entre las regiones que visitó estuvo Matanzas, donde comprobó el efecto devastador de las inundaciones que ocurrían en El Roque producto de las precipitaciones. Al respecto escribió el padre jesuita:

“La inundación la recorrí en casi todo su curso ya a caballo o ya en bote desde el ingenio «Santa Rita» de D. José Baró hasta San Antón de la Anegada con personas inteligentes, prácticas y conocedoras del terreno, testigos además todos ellos presenciales de la serie de fenómenos que se fueron sucediendo, y a algunos de los cuales cupo además en suerte la de representar el triste papel de actores o víctimas en tan lamentable escena”.

Entre las personas que le acompañaron, mencionó a Rafael de Carrerá, ingeniero director del Ferrocarril de Cárdenas y Júcaro, y a Manuel Solano Molina, arquitecto municipal de Cárdenas. También destacó las observaciones que había realizado en la ciudad de Matanzas “…en la altura de Monserrate”. Sobre otros lugares que visitó en territorio yumurino, añadió:

“En esta mi primera excursión además de recorrer, como queda dicho, el curso de la inundación, procuré adquirir datos del huracán de Octubre a lo largo de su trayectoria y principalmente a su lado derecho en varios ingenios y otras fincas de las inmediaciones de Matanzas, Cárdenas, Colon, Sabanilla, La Unión, Alacranes, Bolondrón, Nueva-Paz y Güines, y de paso también en todo el trayecto de ferro-carril que une los diversos puntos. Con deseo de cruzar la trayectoria hice desde La Unión un viaje a caballo hacia la Ciénaga y pude llegar al potrero de los Sres. Crespo, que se halla situado poco más al sur que El Galeón. Allí tomé muy buenas observaciones y pude convencerme que este punto se hallaba todavía a la derecha de la trayectoria, pero bastante internado ya en su región central”.

Durante los años que dirigió el Observatorio Meteorológico del Colegio de Belén, la figura de Benito Viñes alcanzó renombre en toda Cuba. La prensa matancera se hizo eco de su labor y lo mencionó en innumerables ocasiones. Acerca del libro Apuntes relativos a los huracanes de las Antillas de septiembre y octubre de 1875 y 1876, que tuvo una segunda edición en 1878, resaltó el Diario de Matanzas, en la sección “Gacetillas”, el 1 de febrero de 1879:

“El R. P. Viñes—director del Observatorio astronómico de la Habana, acaba de publicar una memoria sobre los huracanes e inundaciones sufridas en estos últimos años en esta Isla.—Erudición, buen estilo y preciosos datos tiene la obra, y recomendamos su adquisición no sólo a los que se interesan por las ciencias físicas, sino a todos los que quieran, con el estudio de las materias de que trata, prever más de una vez las consecuencias que semejantes fenómenos acarrean a nuestro país, influyendo de un modo notable en la riqueza agrícola del mismo”.

Meses más tarde, el mismo periódico insertó una breve noticia sobre Benito Viñes el 27 de enero de 1880. La misma se refiere a una visita que realizó tras el conocido como «terremoto de Vuelta Abajo»: “El R. P. Viñes acompañado de una comisión saldrá mañana para S. Cristóbal a reconocer aquellos terrenos”.

Mucha más amplia fue la noticia que apareció bajo el título de “El tiempo”, también en el Diario de Matanzas, el 21 de agosto de 1880. En ella se recogió la información meteorológica suministrada por periódicos de La Habana. Esto incluyó una nota enviada por Benito Viñes al Diario de la Marina sobre un telegrama de la Comandancia General de Marina, recibido desde Santa Cruz, además de una carta al director de este periódico, donde le alertó acerca del ciclón que se formaba al este de aquella localidad.

Benito Viñes. Archivo del autor.

Días después, el 28 de agosto de 1880, en “Laus Deo”, el Diario de Matanzas reprodujo un texto del periódico habanero El Triunfo, órgano de la Junta Central del Partido Liberal. Lo hizo, aclaró, “…sin hacer el más pequeño comentario…”. Trató acerca de la negativa del Colegio de Belén, y del propio Viñes, a suministrarle a ese diario los partes meteorológicos que elaboraba, debido a sus continuos ataques a la religión católica y a la Compañía de Jesús. Contenía una carta del destacado padre jesuita, fechada el 26 de agosto de 1880.

En las noticias meteorológicas que publicaba Benito Viñes en el Diario de la Marina, existen múltiples referencias a Matanzas. La edición del 18 de septiembre de 1886 recogió una nota suya acerca de las lluvias provocadas por un ciclón en Vueltabajo. Entre los numerosos telegramas recibidos en la Comandancia General del Apostadero, aparecieron tres de Cárdenas, dos firmados por Fernández y otro por Salazar. Además, se reprodujo el que envió Lobo desde Matanzas.

Lo mismo hizo el 23 de octubre de 1886, en el propio periódico. Aparecen, junto a la nota redactada por Benito Viñes, varios telegramas. Dos de ellos, enviados desde Matanzas, los firmó Lobo, mientras que el de Cárdenas tuvo como responsable a Fernández.

El 5 de octubre de 1892 Benito Viñes informó, en el Diario de la Marina, acerca de la formación de una perturbación ciclónica al sureste de Santiago de Cuba. Alertó, en este caso, de la posibilidad de lluvias fuertes y persistentes en Matanzas. Entre los telegramas recibidos había dos, fechados los días 3 y 4, que le envió desde la ciudad de los puentes el meteorólogo local Juan Félix Buigas, quien fuera uno de sus más destacados colaboradores.

Legado

El español Benito Viñes fue, por su dedicada obra, una eminente personalidad de la ciencia cubana. Con su labor realizó a aportes esenciales a la meteorología mundial. Fue, desde el Observatorio Meteorológico del Colegio de Belén, todo un cazahuracanes, que puso en alto el nombre de Cuba. Así lo reconoció El Diario del Ejército, periódico de la Habana, tras su muerte en 1893:

“Se ha hablado de la riqueza que proporcionaron a Francia los descubrimientos de Le Blanc a principios de siglo, y los del gran Pasteur en el último tercio; pero otros tantos millones han ahorrado al comercio y navegación de los Estados Unidos y Cuba los descubrimientos meteorológicos del P. Viñes… Si los hombres que aquí valen algo no le erigen una estatua al sabio meteorologista, es que no saben apreciar el mérito de los bienhechores de la humanidad”. (ALH)

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