En las primeras horas del accidente ocurrido en la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, de Matanzas, el 7 de abril último, una foto de Camila Ramos Pérez circuló por redes sociales y medios de prensa.
Esta joven, además de residente en cirugía general en el Hospital provincial matancero Faustino Pérez, forma parte del Grupo Especializado de operación y socorro de la Cruz Roja en Matanzas desde hace más de 9 años.
«Empecé como voluntaria en el tercer año de la carrera como tiempo lectivo que es obligatorio pasarlo en el año escolar. Me uní a la Cruz Roja pensando en algo más sencillo, dar primeros auxilios, hacer vendajes, ayudar a una persona en un medio que no sea hospitalario… realmente no tenía idea de en lo que significaría la Cruz Roja para mí», explicó Ramos Pérez.
Tras la primera explosión ocurrida en la Base de Supertanqueros de Matanzas, Camila tuvo que socorrer a sus propios compañeros, experiencia que no había tenido nunca.
«Preparación real para estas situcaciones no la tiene nadie. Una sabe cuándo va a salir, pero no cuándo regresa, y aunque nos hagamos una idea de qué nos vamos a encontrar siempre la realidad supera lo que pensamos», argumenta la joven rescatista.
Camila desde pequeña tuvo vocación como médico y las ideas claras de cuál sería su futura profesión. Actualmente cumple la residencia en cirugía general en el Hospital provincial Faustino Pérez , especialidad de la que prefiere su modo de trabajo porque «si lo haces bien te enteras al momento y si no, pues también, además es muy práctica».
Los planes de Camila incluyen ejercer a la par la cirugía y el voluntariado, pues los reconoce como sus dos grandes pasiones y, mientras el tiempo y las responsabilidades profesionales se lo permitan, continuará en ese empeño.
Su voluntariado como rescatista la hace merecedora de reconocimientos que, aunque ella prefiere ignorar por su humildad y sencillez, demuestran su valía.
«De pronto me llama mi jefa en la Cruz Roja, Yudith, y nos da la noticia corriendo. Yo prácticamente no entendí lo que me decía, pero intuí que era grave por el tono en el que me hablaba, así que recogí el equipo que más menos sabía que podía usar y, en cuestión de una hora, porque vivo un poco lejos, en Santa Marta, llegué al lugar del hecho», narra Camila.
Esta joven valiente describe el lugar como hostil, oscuro, con mucho ruido y calor, donde no identificabas prácticamente a nadie aunque lo tuvieses delante y, además de la misión de rescate de los involucrados en el accidente, debía cuidar a sus compañeros.
«Yo sinceramente estoy orgullosa por el equipo en conjunto y no por la labor que yo pueda haber hecho, porque no creo haber hecho más que ninguno de mis compañeros», señala con humildad la joven cirujana.
Para Camila contar su historia significa todo un reto a su timidez. Sin embargo, ¡cuanto valor vive en esta joven capaz de poner en riesgo su vida para salvar a muchas otras! (ALH)
Feliz me siento de que te hayasFelicidades Cami convertido en una maravillosa profesional. Mi gran compañera de primaria y secundaria😍. Tímida,sincera,humilde,dedicada ,así es Camila. Proteger a cualquier ser vivo fue siempre su pasión. Recuerdo que cuando era pequeña(9 o 10años) criaba renacuajos en pomos en su cuarto para cuando ya se hicieran ranitas liberarlas en su patio😊. Felicidades Cami🤩🥳